¡Viva México Cuarones!

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Que lindo se siente ver a tu país en los titulares de las buenas noticias. Qué bonito es cuando un trabajo bien hecho es reconocido, cuando los atributos se distinguen y los méritos se traen a la luz. Que rico se siente ser vistos.

La verdad es que a mí la película de ROMA, más allá de su espectacular fotografía y los recuerdos que me trajo, como por ejemplo, el sonido del afilador de cuchillos y la banda escolar practicando la marcha de guerra en las calles, me pareció lenta y estuve con ganas de pisarle el acelerador las dos horas y cuarto que duró.

Pero…

Las palabras que ofreció Alfonso Cuarón luego de recibir el Oscar al mejor director me dejaron pensando.

“Quiero agradecer a la Academia por reconocer a una película que gira alrededor de una mujer indígena, una de las 70 millones de empleadas domésticas en el mundo sin derechos laborales, un personaje que históricamente ha sido relegado al fondo en el cine. Como artistas, nuestro trabajo es mirar donde otros no lo hacen. Esta responsabilidad se hace más importante en tiempos en que estamos siendo motivamos a voltear para el otro lado”.

Me puse a pensar en todas las personas que como “Cleo”, el personaje central que interpreta Yalitza Aparicio, circulan en la periferia de su propia vida para hacer la vida de otros más cómoda, fácil, limpia, brillante y glamorosa.

Y me acordé de las historias que recuperaron, hace algunos años, los estudiantes de mi clase cuando hicieron su proyecto de generosidad.

En esa ocasión, el grupo decidió pasar la hora y media de clase trabajando con una persona de intendencia de la universidad. La misión, además de “ponerse el uniforme” y participar en las labores, era conectar y conocer más de la vida de cada una. Descubrir quién era, cómo se llamaba, de dónde venía, hace cuánto tiempo trabajaba en la Universidad, qué era lo que más le gustaba, qué era lo más pesado, etc.

De esa experiencia nos llevamos una gran lección.

Sin importar cuál era la función de cada una de estas personas –limpiar máquinas, trapear pisos o limpiar baños- para ellos, lo más gratificante de su trabajo era interactuar con los estudiantes o el personal administrativo… “me siento muy feliz cuando alguien me saluda, me pregunta cómo estoy o me da las gracias”, “cuando me sonríen o platican conmigo”, “cuando me tratan con amabilidad”.

Nada complicado, ¿cierto?

Sin embargo, en la mayoría de los casos la realidad era otra… “Aprendemos a ser invisibles” nos dijo uno, “hacemos nuestro trabajo sin molestar”, “no hablamos con nadie”.

Entonces caímos en la cuenta. Entonces empezamos a notar todas esas miradas agachadas y perdidas en la escoba, dentro de la cubeta, en el trapo, en las ventanas. Entonces empezamos a reconocer a esas personas silenciosas, a valorar su trabajo. Entonces empezamos a VERLAS.

Y es que las personas queremos ser vistas, queremos saber que nuestro trabajo es reconocido, que nuestras contribuciones importan y se notan.

Me quedo pensando que la película de ROMA es un llamado y un recordatorio para practicar la empatía, la generosidad, la calidez, el sentido de igualdad y, sobretodo, la gratitud.

Hagamos una pausa para agradecer a todas esas personas que hacen que nuestra vida sea más fácil, cómoda y bonita. Reconozcamos las contribuciones, pequeñas y grandes, que hacen las personas a nuestro alrededor. Asegurémonos de que nadie se sienta “invisible”.

Como artistas… atrevámonos a mirar donde otros no lo hacen.

Entre la Navidad y el Año Nuevo

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Me gustan los días callados entre la Navidad y el Año Nuevo.

Me gustan las calles vacías, las tiendas cerradas, las horas lentas, el olor del recalentado, las comidas largas, las películas en familia y los espacios de reflexión que invariablemente aparecen entre un ciclo que termina y otro que comienza.

Bajamos la velocidad y nos detenemos a mirar en cámara lenta todo lo que pasó y nos pasó durante esos doce meses que volaron como en oferta de “al dos por uno”.

Hacemos el recuento del año que está por terminar para concluir si el balance fue positivo o no tanto. Repasamos lo que funcionó y lo que no; lo que hicimos y no debimos haber hecho o lo que debimos haber hecho, pero no hicimos.

Marshall Goldsmith propone que deberíamos hacernos seis preguntas todos los días. Cada una de ellas empieza con la frase: ¿Hice mi mejor esfuerzo para…? Esta manera de preguntar es poderosa pues obliga a responsabilizarnos de la respuesta y nos da una buena idea sobre qué es lo que debemos hacer o falta por hacer.

Te comparto el vinculo a su video, en caso de que quieras conocer sus seis preguntas.

Yo me quedo solamente con su frase de inicio y te invito a que pongamos el año que está por irse bajo la lupa de siete aspectos muy asociados con la felicidad.

La idea es reflexionar qué tan hábiles fuimos para cuidar, construir y mejorar nuestro bienestar emocional y, con base en esto, establecer nuestras intenciones para tener una vida más plena y feliz durante el año que está por comenzar.

  • ¿Hice mi mejor esfuerzo para fortalecer mis lazos sociales? Para ser feliz no hay nada más esencial que nuestras conexiones sociales. De fábrica venimos cableados para conectar y pertenecer a una comunidad. Entonces… ¿Hice mi mejor esfuerzo para dejarle saber a la gente que quiero cuánto la quiero, mostré afecto, di cariño y comuniqué admiración?, ¿Hice mi mejor esfuerzo para ayudar a crecer a alguien, reconectar con viejas amistades o hacer nuevos amigos?, ¿Interactúe con diferentes tipos de personas, acepté oportunidades para socializar, estreché mis vínculos en el trabajo? Y también importante… ¿Hice mi mejor esfuerzo para alejarme de personas tóxicas y deshacer relaciones conflictivas?
  • ¿Hice mi mejor esfuerzo para cultivar la Gratitud? Tiene que ver con notar los pequeños detalles, lo bueno que nos pasa, lo que sí tenemos, sí podemos hacer y las personas que sí están con nosotros queriéndonos, apoyándonos y contribuyendo positivamente en nuestras vidas. ¿Hice mi mejor esfuerzo para ver mis días bajo un lente de abundancia, logré detectar los momentos lindos y buenos?, ¿Hice mi mejor esfuerzo para mostrarle agradecimiento a todas las personas que hicieron y hacen algo por mi?
  • ¿Hice mi mejor esfuerzo para practicar la generosidad? Cuando contribuimos positivamente en la vida de alguien más nuestra sensación de bienestar aumenta. ¿Hice mi mejor esfuerzo para ser generosa con mi tiempo, atención, mis palabras y mi conocimiento?, ¿Hice mi mejor esfuerzo para detectar micro oportunidades para ayudar y hacer una diferencia positiva en la vida de alguien más?, ¿Hice mi mejor esfuerzo para cuidar el medio ambiente y proteger a los animales?
  • ¿Hice mi mejor esfuerzo para cuidar mi salud?. Nuestro cuerpo es el único lugar que tenemos para vivir. Hacer ejercicio –movernos de manera natural-, comer sano y dormir suficiente es clave para cuidar nuestro bienestar. Tomando en cuenta lo anterior… ¿Hice mi mejor esfuerzo para cuidar mi alimentación, estar activa físicamente, dormir suficiente y monitorear temas de salud?
  • ¿Hice mi mejor esfuerzo para habitar y disfrutar el presente? Las personas más felices viven y disfrutan el momento actual. Pasar mucho tiempo recordando el pasado genera sentimientos de nostalgia y depresión; mientras que pensar constantemente en el futuro produce ansiedad. ¿Hice mi mejor esfuerzo para mantenerme en el momento presente, hacer pausas e involucrar todos mis sentidos para notar lo bonito alrededor, para darle toda mi atención a las personas que tuve frente a mi y concentrar mi energía en una tarea a la vez?
  • ¿Hice mi mejor esfuerzo para acércame a mi propósito de vida? Las personas más felices pueden articular en una frase corta la razón por la que se levantan cada mañana –sin contar la alarma del despertador-. Nuestro propósito de vida está en la intersección de lo que nos apasiona, lo que sabemos hacer, nuestros valores, fortalezas personales y sentido de trascendencia. ¿Hice mi mejor esfuerzo para hacer lo que me gusta, me inspira, usar mis fortalezas, seguir mi curiosidad, dar pasos en dirección a mis sueños y acércame a mis metas?
  • ¿Hice mi mejor esfuerzo para hacer lo que me hace feliz? Una vida feliz es una colección de momentos agradables que podemos identificar o crear. ¿Hice mi mejor esfuerzo para dedicar tiempo a hacer lo que me gusta, me divierte y me llena?, ¿Generé espacios en mi semana para andar en bicicleta, leer, pintar, aprender algo nuevo, escribir, correr, hablar con mis amigas?

Haciendo el recuento de mi año puedo concluir que, si bien hice mi mejor esfuerzo en varios aspectos, también me quedé muy corta en otros. Después de repasar mi año a la luz de estos conceptos tengo mucha más claridad sobre dónde debo esforzarme más para mejorar mi experiencia de bienestar y felicidad.

Si queremos tener una vida más plena y feliz empecemos por definir una intención en cada uno de estos siete aspectos para el 2018 y seamos consistentes en preguntarnos, al final de cada día, si hicimos nuestro mejor esfuerzo para cumlir.

Dejemos en el 2017 todo lo que no funcionó, los problemas, los resentimientos, las desilusiones, las ataduras, los miedos, las amistades que no dan para más, las relaciones fallidas. Llevemos al 2018 lo que hicimos bien y nuestros sueños.

Aprovechemos la hoja en blanco para escribir una nueva historia.

¡Mis mejores deseos para ti en 2018!

http://www.bienestarconciencia.com/

https://www.linkedin.com/in/nicole-fuentes-356646b4/

¡Fuerza México!

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Hace 32 años a muchos nos tocó vivir uno de los eventos más duros y difíciles que ha atravesado nuestro país.

Hoy lo revivimos.

Otra vez nos encontramos haciendo llamadas y mandando mensajes para localizar a los que queremos y asegurarnos que están bien. Nuevamente estamos sentados frente a la televisión viendo esas imágenes conocidas que nos dejan sin aliento. Una vez más a prueba.

Eventos como el terremoto de hoy nos recuerdan en un instante lo que es verdaderamente importante en la vida y pasan a segundo plano las pequeñeces que abruman nuestros días.

Este es un momento para reflexionar y actuar en lo que es esencial.

Estrechar nuestros lazos sociales. Noticias como estas dejan claro que nuestros seres queridos son lo más valioso. Recordemos expresar afecto y comunicar nuestro cariño, hacer tiempo para compartirlo con nuestros familiares y amigos. No esperemos ocasiones especiales para dejarle saber a nuestra gente que la queremos.

Practicar la gratitud. Tomar nota de todo lo que pudo haber pasado pero no pasó, agradecer la ayuda de los rescatistas y civiles que están trabajando para salvar vidas y aliviar la situación, apreciar que hoy los protocolos de emergencia funcionan mejor que hace 32 años. Dar gracias a todos los que estando lejos se preocupan y envían mensajes de aliento.

Activar la generosidad. Es momento de ayudar de cualquier manera que sea posible. Contribuir desde donde estamos y con lo que tenemos. Toca mostrarnos solidarios. Estemos al pendiente de las fuentes oficiales de información que anuncian lo que necesitan los afectados y hagámoslo llegar pronto –agua, comida enlatada, pañales, lámparas, guantes para los rescatistas-. Ayuda como puedas.

Fortalecer el músculo de la resiliencia. Superar la adversidad haciendo uso de la fuerza que nos une. Ya lo hicimos una vez. Sabemos como reconstruir. Va de nuevo.

Acompañemos con nuestras oraciones y cariño a todos los afectados de esta tragedia.

México… ¡Hoy es juntos!