Descubre tu propósito: A ti, ¿Qué te mueve?

El pasado jueves 2 de diciembre fue el lanzamiento de mi segundo libro “Descubre tu propósito: A ti, ¿Qué te mueve?, en el marco de la Feria Internacional del libro de Guadalajara. La patada de salida la dio mi querida Paulina Vieitez, Coordinadora de Círculo Sanborns, con su entrevista para Charlas con Café.

Este lanzamiento tuvo un toque súper personal y especial para mi. Quizá no lo sabes, pero yo nací en Guadalajara. En esa ciudad vivieron, hace muchos años mis abuelos maternos. Pasé varias semanas de mi infancia de visita en su casa. A la fecha todavía viven ahí tías, primas y sobrinos del lado de mi papá. Así que sentí que eché a volar el libro con la ayuda de mi tribu, los que están en tierra y lo que están en el cielo.

Pienso que los libros comienzan a escribirse dentro de mi, sin hacer mucho ruido ni levantar sospechas, mucho tiempo antes de que yo lo sepa e inicie el proceso activo de juntar palabras. El tema empieza a circularme por la mente, se me aparece en sueños, me sale al paso y la curiosidad me empuja a salir en búsqueda de información, datos e investigaciones. A conocer más. Comienzo a jalar de la hebra que llama mi atención en primer lugar hasta que me topo con la idea central que me está esperando. Esa que luego voy trabajando hasta convertirla en una obra que tiene forma, peso, color, páginas y que puedo compartir con los demás.

Tener un ejemplar en mis manos, luego de un proceso intenso de investigación, planeación y horas de escritura, de noche, de día, entre ratos. Largas sesiones de revisión, edición, lectura y más lectura; me provoca una sensación efervescente, como si de pronto circularan por mis venas millones de burbujas.

El proceso creativo es a ratos lindo y a ratos una tortura, pero cuando abro la caja y me encuentro con el trabajo de tantos meses en forma de mi libro se genera una explosión de emociones coloridas -alegría, gratitud, alivio, al mismo tiempo ganas de saltar que de desplomarme en una silla.  Al mismo tiempo ganas de gritar a todo pulmón, que de dejarme absorber unos minutos por el silencio. Los ojos se mojan, el corazón crece y late con estruendo hasta que las manos le acercan el libro para abrazarlo justo encima de él.

Este libro es el resultado de la combinación de una epifanía y una pregunta que no supe cómo responder. Te cuento un poco sobre las dos.

La epifanía me llegó una mañana de lunes caminando en mi montaña favorita. De pronto, entendí con claridad que la mayoría de mis decisiones de vida respondían al miedo y no al amor. Que vivía evitando lo que me sacaba de mi zona de seguridad, en lugar de ir tras mis sueños. Este descubrimiento me hizo cuestionar mi manera de vivir y me llevó a la siguiente conclusión: tenía que elegir la valentía por encima de la comodidad. Me gusta pensar que en aquel momento desperté.

La pregunta para la cual no tuve respuesta la hizo uno de mis investigadores favoritos, Dan Buettner explorador de National Geographic y autor de varios libros, en una de sus conferencias: ¿Puedes articular en una frase corta la razón por la que te levantas cada mañana? Me invadió el silencio. En realidad, no. No podía poner en palabras mi Para qué”. Y no me gustó.

Dicen que enseñamos lo que necesitamos aprender. Quiero decirte que tanto este, como mi primer libro “Felicidad en el Trayecto: 8 Rutas”, en cierta manera los escribí primero para mí. Algo me hacia falta entender, comprender o adoptar en mi vida y salí en búsqueda de herramientas, de conocimiento, de respuestas.

Mi viaje para definir mi propósito me llevó a leer mucho sobre estos temas. Lo que te comparto en este libro es mi recorrido. Lo que me ha funcionado, lo que uso y practico.

Somos más felices y tenemos vidas más plenas cuando podemos articular en una frase corta la razón por la que nos levantamos cada mañana, cuando sabemos cuál es nuestro propósito de vida y los llevamos a la acción.

Cuando descubrimos, diseñamos y damos vida a nuestro propósito contribuimos positivamente al mundo haciendo lo que nos gusta y apasiona utilizando nuestros mejores recursos personales.

La autenticidad, el propósito de vida y el miedo son un trío inseparable. Dicho de otra manera, logramos vivir en la zona de nuestro “para qué” en la medida en que somos auténticos, nos mantenemos fieles a aquello que nos hace vibrar y logramos atravesar las barreras del miedo.

El miedo es el principal obstáculo para convertirnos en la persona que queremos ser y cumplir nuestros sueños. El temor paraliza y devora nuestros más importantes anhelos.

Si no encontramos cómo ser valientes, corremos el riesgo de morir con nuestra música dentro.

Para darle vida a nuestro propósito de vida es necesario desarrollar el autoconocimiento y ser auténticos. Quitarnos las máscaras, hacer lo que queremos, lo que nos gusta y sabemos hacer muy bien para convertirnos en nuestra mejor versión. Es condición atrevernos a vivir en congruencia con quien somos y no sólo para cumplir con las expectativas de los demás.

Este nuevo libro va dirigido a personas que:

  • Despiertan a medianoche pensando “tiene que haber algo más para mi en la vida”.
  • Creen que para descubrir su propósito de vida tienen que ir un mes a los Himalaya a meditar en silencio.
  • Quieren deshacerse de su colección de “hubieras”.
  • No saben que esa irritabilidad, mal humor, cansancio crónico o sensación de apatía pudiera ser el resultado de vivir de manera poco auténtica y sin propósito.
  • Tienen sueños por cumplir, pero les paraliza el miedo.

Descubre tu propósito: A ti, ¿Qué te mueve? es guía práctica para descubrir y construir tu Para Qué con herramientas y estrategias basadas en ciencia. Encontrarás ejercicios prácticos, invitaciones a dar un vistazo al interior, así como una gran cantidad de ideas para identificar miedos, desarrollar la habilidad del autoconocimiento, y conectar con tu versión más autentica.

Incluye un modelo de ocho componentes para sacar a la luz la información valiosa que llevas dentro para definir tu propósito. A lo largo del libro te acompaño recorriendo cada uno de ellos para que, al terminar, puedas plasmarlo en una frase corta y logres responder a la pregunta: ¿Cuál es la razón por la que te levantas cada mañana?

Mi intención al escribir este libro es compartir contigo lo que he aprendido y aportar ideas que vienen de la ciencia y que se ha comprobado que funcionan. Mi deseo es que ahí encuentres algo que te mueva y, sobre todo, que te inspire a salir en búsqueda de ti mismo, de ti misma, y vivas la vida que siempre quisiste para ti, aunque estés muriéndote de miedo.

PD 1. La versión impresa del libro está disponible en Amazon, librerías en México y en tiendas Sanborns.

PD 2. Si prefieres escuchar este texto, puedes hacerlo aquí:

El Podcast de Bienestar con Ciencia

Quiero compartirte con mucha ilusión y felicidad el lanzamiento de mi podcast “Bienestar con Ciencia”.

Me siento muy emocionada porque este sueño llevaba mucho tiempo haciendo fila en mi “Bucket List”. Hoy ya es una realidad.

Este proyecto fue muy paciente conmigo. Tuvo la gentiliza de esperar a que el universo se acomodara para darle salida y a que yo diera el paso valiente.

En este podcast vamos a explorar los caminos en donde habita la felicidad, conocer hábitos y compartir estrategias, basados en ciencia, que podemos integrar a nuestra rutina diaria para vivir más felices.

Quiero generar conversaciones alrededor de la felicidad, desbaratar mitos, y compartir estrategias que funcionan. Vamos a explorar las ideas de los autores y estudios más destacados en el tema. Te contaré mis propias experiencias en este recorrido y, en ocasiones, tendremos invitados que nos dejarán enseñanzas para mejorar nuestra calidad de vida.

Deseo que disfrutes mucho este podcast, pero sobretodo, que te inspire a hacer un cambio que te permita ser feliz en el trayecto.

Suscríbete en Spotify o en tu plataforma favorita.

Te espero en el primer capítulo. Aquí te dejo el vínculo:

PD. Quiero aprovechar este espacio para darle las gracias a Ruidoso por ayudarme a convertir este sueño en realidad. Te comparto el link a su página, por si hacer un Podcast está en tu lista de proyectos: https://www.facebook.com/RuidosoMkt/

2020: Una película surrealista sin guión

Y de pronto llegué al final del 2020, el año más bizarro que me ha tocado vivir. Separé un rato para tratar de entender de qué se trató esta película surrealista sin guión a la que me aventaron sin preguntar.

Todavía no decido si despedir al 2020 con una mentada de madre o nada más dejarlo pasar. De lo que sí estoy segura es que su partida me hace muy feliz. Soy del bando de las que se emocionan con el cambio de año. Al viejo le dejo las tristezas, los dolores, los malos ratos; al nuevo, lo visualizo lleno de cosas buenas, posibilidades y sueños por cumplir. Siempre me han gustado las páginas en blanco.

Estas son mis reflexiones.

El amor es poderoso. Aprendió a filtrarse a través de pantallas, tapabocas, caretas, lentes, guantes, trajes amarillos. Encontró la manera de hacerse sentir por chat con palabras escritas, símbolos, mensajes de voz, manos emparejadas con vidrios de por medio, aplausos y música desde los balcones. En este año de medias caras, los ojos fueron protagonistas. Hicieron todo: sonreír, gritar, acompañar, consolar, envolver, abrazar, llorar.

Viviendo entre duelos. El sueldo emocional fue brutal en 2020. Sufrimos diferentes tipos de perdidas. Pérdidas humanas, pérdida del contacto social, del trabajo, proyectos detenidos, viajes cancelados. Perdimos la paz interior, la libertad de movimiento, el sentido de normalidad, la rutina, la posibilidad de planear más allá de una semana.

El tiempo y el espacio se volvieron locos. No tienen idea de nada. Se borraron las líneas que dividen al viernes del sábado, al domingo del lunes. Todos los días saben igual. Da lo mismo sin son las 9:30 de la mañana o las 7:45 de la tarde. Se unificaron los espacios: el comedor es el salón de clases; la recámara, es la oficina; el cuarto de tele, la cancha de basquetbol. Hay días en que las horas tienen 180 minutos y meses que duran una semana. El tiempo pasa lento y rápido al mismo tiempo.

Por otro lado, que contradicción esta la de finalmente entender que el tiempo vuela, sentir prisa para salir a vivir y no poder hacerlo porque el aire se ha vuelto peligroso, porque el freno de mano está puesto. ¡Qué ansia esto de esperar a que el mundo se abra otra vez!

Aprender a soltar el futuro. Hace unas semanas me atrapó el título de un artículo en la revista The Economist: “El año en que el futuro se canceló”. ¡PUM! De esos encabezados que lo dicen todo.

Me acuerdo de abril. En una semana se borró mi agenda de todo el año. Un mensaje tras otro para comunicar lo mismo: “debido a la contingencia sanitaria hemos decidido cancelar/postergar la conferencia/taller/vuelo/viaje”. En una semana me quedé sin trabajo, en una semana se esfumaron mis planes y los de mi familia. En 2020 coleccionamos eventos que no sucedieron por el Coronavirus, aviones no tomados, lugares no visitados, aventuras no vividas, fiestas de cumpleaños no celebradas, besos y abrazos no dados.

En ese artículo algo resonó en mí. Hay un tipo de felicidad que viene de anticipar y saborear el futuro, de imaginar cómo serán las cosas. Nos entusiasma la cena del próximo viernes con amigos, del paseo, la ida al cine, el desayuno con amigas, el café para escribir. Nos motiva el compromiso de la siguiente conferencia en vivo, la vuelta a la universidad para dar clase. Aguantamos el martes porque pronto viene el sábado. Este año tocó vivir en el presente, un día a la vez.

¿Cómo sí? Esta crisis nos obligó a transformarnos en pleno vuelo. ¿Te has puesto a pensar en todo lo que ha cambiado en respuesta a la pandemia? Hemos tenido que encontrar la manera de seguir haciendo nuestra vida, de aprender a usar nuevas tecnologías, de cambiar el hábito de tallarnos los ojos con las manos. Hemos tenido que hacernos flexibles, moldeables, ágiles. En mi caso, la pregunta clave para navegar en este océano alebrestado ha sido: ¿cómo puedo seguir haciendo lo que me hace vibrar? Y entonces se me ocurren ideas. Y entonces vuelve la esperanza.

Parteaguas. Me parece que, de una u otra manera, dividiremos nuestras vidas en antes y después del Covid. Ni en mis sueños más locos me hubiera imaginado siendo parte de un evento que quedará registrado en la historia. Este fue el año en que estar juntos se volvió peligroso; abrazar y besar, prohibido. El año en que vivimos “online” y con GPS en permanente estado de “recalculando la ruta”.

Me inquietan las posibles secuelas. No sé, por ejemplo, cómo afectará esto a mis hijas que están en preparatoria, la época en la que todo lo que sucede no está sucediendo ahora. Algún día nos toparemos con las fotos que tomamos este año con tapabocas y la odiada susana distancia. ¿Qué pensaremos entonces?

Los pequeños detalles son los grandes. Extraño los tenis, chamarras, sweaters, termos y calcetas aventados en el asiento trasero de mi coche. Ese era un desorden congruente con partidos de voleibol y basquetbol, planes en casas de amigas y clases en el colegio. Extraño respirar sin miedo y las noches sin pesadillas.

Nueva normalidad. Tapabocas desechables, de tela, con filtro, con diseño, con logo de marca fina, como una prenda más que combinar, tirados en las banquetas. Caretas de plástico, guantes, gel antibacterial, tapetes con líquido para desinfectar zapatos. Círculos dibujados en el suelo a 1.5 metros de distancia entre sí. Termómetros que no sirven en la entrada de los comercios -un día registré 32 grados y me dejaron pasar porque creyeron que estaba viva-. Pasaportes, visas y maletas irrelevantes. La casa siempre llena, desapareció el silencio, la privacidad también. El internet fundamental, el ancho de banda crítico. Desfile de coches para festejar cumpleaños, saludar de lejos, ley seca, “lockdowns”, distanciamiento social, hospitales saturados, miles de muertos.

La gratitud es la herramienta más importante. Y a pesar de todo, me siento agradecida con el 2020. Hay tanto que sí tenemos y sí podemos hacer. Aprendí cosas nuevas como soltar el control, vivir en el caos, tolerar la incertidumbre. Este año fue una gran oportunidad para descubrir qué es lo importante, encontrar los detonadores que nos revelan dónde no somos libres. Conocí a personas maravillosas, regresaron las oportunidades de trabajo y formé parte de proyectos retadores e inspiradores, descubrí que somos más resilientes de lo que pensamos, crecí como persona, pasé horas en la montaña, mi familia está completa y ya viene la vacuna. Sí pudimos.

Ahora vamos por el 2021. No quiero ni imaginar las toneladas de responsabilidad que siente el año nuevo sabiendo que la mirada de la humanidad entera está enfocada en él.

Hoy es un buen día para trazar las metas del año que empieza.

Antes de arrancar con una lista de propósitos de nuevo ciclo es importante dedicar tiempo a pensar lo siguiente: ¿Cómo quiero sentirme?, ¿Qué emociones quiero sentir?, ¿Qué experiencias quiero tener?

Con frecuencia hacemos listas de lo que queremos… Viajar por el mundo, un trabajo estable, un auto nuevo, escribir una novela, encontrar una pareja, tener buena condición física. En realidad, lo que andamos buscando es cómo queremos sentirnos… Libres, independientes, creativos, amados, sanos. Andamos detrás de una manera de sentir. Es por aquí que tenemos que empezar antes de definir nuevas metas.

Yo quiero sentir paz, libertad, claridad, amor, creatividad, diversión, curiosidad, valentía.

Me quedo con la frase de Mark Twain como guía para lo que viene:

“Dentro de 20 años lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que hiciste. Así que suelta amarras y abandona puerto seguro. Atrapa el viento en tus velas. Sueña. Explora. Descubre”.

¡Feliz año nuevo!