La pandemia sigue… ¿Ahora qué?

La semana pasada fue ruda, la anterior también. Todos los días recibí correos con el encabezado “sensible fallecimiento”, a veces dos por día. Facebook se ha convertido en página de obituarios y plataforma para buscar tanques de oxígeno o donadores de sangre. El número de contagios rompe el récord cada día en combinación con el número de muertos. Los hospitales están saturados y el personal médico agotado. Cada día se pierden más trabajos y cierran negocios. La angustia y el dolor se han convertido en la música ambiental que suena por todos los rincones y nos acompaña sin tregua. 

En abril del año pasado, cuando recién empezaba la pandemia y nos guardamos en nuestras casas pensando que sería cuestión de un par de semanas, tuve una conversación por Instagram Live con Johan Stuve -consultor, antiguo colega y muy querido amigo-. El objetivo de ese intercambio fue compartir estrategias para hacerle frente al confinamiento tanto a nivel personal como organizacional. 

Luego de unos diez meses, el contexto ha cambiado y las ideas que funcionaban cuando esto era una novedad y pensábamos que teníamos que aguantar sólo un tiempo corto ya no aplican. Quiero pensar que si, a estas alturas del partido, le recomendamos a una mamá armar un rompecabezas más o hacer manualidades con sus hijos para pasar el tiempo, nos arranca la cabeza. 

Entonces pensé en volver a conversar con Johan. Me gustan sus puntos de vista. Su  especialidad es cuestionar el estatus quo y los patrones -personales y organizacionales- para co-diseñar estrategias que mejoran el bienestar y el desempeño. Yo andaba con ganas de cuestionar el modo pandemia, así que lo invité a un segundo Instagram Live. 

Arrancamos la conversación con problemas técnicos, igual que la primera vez. De ahí hablamos un poco sobre el contexto en el que estamos viviendo. Mi percepción y sentir es que es ahora cuando estamos sintiendo, con todo, los efectos acumulados de los últimos meses. Tenemos cansancio emocional, dolor, estrés económico, físico, fastidio de pantallas, trastorno de rutinas y un tedio monumental. 

Todo lo anterior nos ha metido en una mentalidad de crisis que nos tiene con el sistema nervioso central en alerta máxima. Este modo crisis sin duda es necesario, pues nos recuerda que debemos cuidarnos -cubrirnos nariz y boca, lavarnos las manos, usar gel antibacterial, mantener distancia sana, evitar reuniones sociales-. La cosa es que la pandemia sigue y, aunque debemos seguir alertas y cuidándonos, también necesitamos salir del permanente modo crisis que dispara nuestro sistema de supervivencia. 

Cuando nos sentimos amenazados, la amígdala activa las alarmas y nos pone listos para pelear, escapar o congelarnos. El cerebro responde inyectándonos cortisol -hormona del estrés-, eleva nuestro ritmo cardiaco, suprime el sistema inmune y provoca visión de túnel, lo cual nos tiene como caballos viendo sólo hacia el frente, atendiendo el paso inmediato siguiente y sin posibilidad de contemplar otras alternativas.

El modo crisis va limitando nuestro radio de acción, nos tiene híper alertas a lo negativo, nos encierra en un mundo de quejas y lamentos que no nos permite avanzar. Para salir de este atolladero es necesario desenchufarnos de una mentalidad de supervivencia y conectarnos con una narrativa que nos jale a un futuro en donde sea posible visualizar posibilidades, nuevas maneras de funcionar y un mayor bienestar.

¿Cómo le hacemos?

Johan compartió tres ideas principales:

1. Visión y actividad. Es importante movernos. Quedarnos paralizados frente a los cambios del entorno nos deja en el mismo lugar. Así como una bicicleta necesita moverse para mantener el equilibrio, así las personas y las organizaciones. ¿Qué pequeña acción puedes hacer para salir de donde estás, para acercarte un poco a donde quieres estar o a lo que te gustaría lograr? Esto me hizo pensar que, con frecuencia, confundimos pensar y preocuparnos mucho con hacer. Preocupación sin acción es como estar en una mecedora: te da algo que hacer, pero no te lleva a ningún lado.

2. Enfoque en lo valioso. No se trata de hacer cualquier cosa simplemente para mantener el equilibrio -aunque si estás paralizado… ¡Haz cualquier cosa!-. Lo ideal es identificar las actividades que se alinean con el nuevo escenario que queremos construir. Movernos con propósito. 

A mí, por otro lado, escuchar las palabras “enfocarse en lo valioso” me conectó con la práctica de la gratitud. Una herramienta para salir de los pantanos en donde viven los problemas, los dolores, los monstruos viscosos y todo lo que puede hacernos sentir miserables en la vida, es notar lo bueno. Buscar con intensión lo que sí funciona, lo que sí está bien, lo que sí se puede, las personas que sí están con nosotros. La gratitud es un antídoto poderoso contra las emociones difíciles. 

3. Disciplina. Formar nuevos hábitos y cambiar nuestro estatus quo requiere de comportamientos repetitivos. Para ganar impulso e incorporar nuevas rutinas es necesario sostener nuestras acciones en el tiempo. Hacer algo positivo una vez, sirve una vez. En este sentido, hacer una comida sana no es suficiente para bajar de peso o recuperar la cintura. Tenemos que convertirlo en un hábito. Y para aumentar nuestra motivación es importante celebrar nuestros logros, por pequeños que sean. Me recuerda al dicho “un viaje de 1,000 millas comienza con el primer paso”. 

Y yo aportaría un cuarto punto…

4. Fortalezas personales. En momentos de crisis, cambios inesperados y retos nuevos hay que mirar al interior y entrar en contacto con nuestros mejores recursos personales. Recordar nuestras fortalezas, habilidades, talentos, superpoderes. Preguntarnos… ¿Para qué soy muy bueno y cómo puedo trasladar esto a otra realidad? 

Al final hablamos del poder de las palabras y las historias que nos contamos. Es muy fácil quedar atrapados en narrativas catastrofistas, en posiciones de víctimas, en el reino de las quejas. Es importante cuidar el lenguaje que usamos para comunicarnos con nosotros mismos y con los demás. Con las palabras se construyen mundos, así que utilizémoslas para escribir páginas que queramos leer. 

¿Qué opinan?

Si quieres ver y escuchar la conversación con Johan Stuve visita su perfil de Instagram: @johan.stuve.oficial

Aprovecho para desearles un 2021 lleno de salud e historias nuevas.