¿Panza llena corazón contento?

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No importa qué tan sanos estemos hoy, todos los días podemos tomar decisiones específicas para tener una vida más larga, sana y feliz. Pequeñas acciones sostenidas en el tiempo tienen el potencial de mejorar o deteriorar nuestra calidad de vida física y emocional.

En las publicaciones pasadas hablamos de lo importante que es para nuestro bienestar dormir suficiente y estar activos físicamente. Hoy toca hablar sobre alimentación.

No sé a ti… pero a mi, el mundo de las dietas me confunde. En ese universo de zonas, combinaciones, asteriscos, gluten, “superfoods” y calorías yo me paralizo. Existen cientos de dietas diferentes y, para cada una de ellas, podemos encontrar libros llenos de argumentos y evidencia sobre por qué esa dieta en particular es la mera buena.

¿Cuál es la mejor dieta? No tengo idea… pero hay ciertas cosas que son universales. Las donas, los refrescos, las papas fritas y los algodones de azúcar, por ejemplo, están fuera de todas.

La idea con la publicación de hoy es compartir contigo algunas ideas y datos interesantes –del tipo unitalla– para que te animes a hacer uno o dos cambios pequeños en el departamento de alimentación en favor de tu bienestar.

Tener una dieta sana es una de las medidas preventivas más efectivas y baratas para tener buena salud. Comemos mucho más de lo que necesitamos y comemos cosas de mala calidad; con esto aumentamos el riesgo de padecer obesidad, enfermedades cardiacas, diabetes y cáncer.

Estudios epidemiológicos sugieren que las personas con obesidad son dos veces más propensas a desarrollar cáncer. En algunos tipos, por ejemplo de hígado, el riesgo aumenta en 450%. Mantener un peso adecuado es quizá lo mejor que puedes hacer para minimizar el riesgo de caer víctima de esta enfermedad.

Pero ojo… Hacer dietas agresivas puede ser un problema. Además de hacerte sentir la persona más miserable del planeta, muchas veces no sirven. La mayoría de las personas están tratando de perder peso y, sin embargo, dos de cada tres tienen sobrepeso. Las dietas asumen un esfuerzo de corto plazo con fecha de terminación. Luego viene el efecto rebote –que te deja peor que como empezaste pues además de los kilos extras viene con cruda moral-. Resulta más efectivo hacer cambios pequeños pero sostenidos en el tiempo.

El desayuno es clave. Cuando arrancamos con el estómago vacío nuestro nivel de azúcar en la sangre cae. En respuesta, el cerebro manda la señal de comer alimentos altos en contenido calórico de rápida absorción para estabilizarnos. Por esta razón se nos antojan las donas, los pasteles o los “frappuccinos” topados de crema batida. Una de las acciones más atinadas que podemos tomar para mejora nuestra alimentación es desayunar todos los días incluyendo algo de proteína –reduce el hambre el resto del día-.

Vivir por diseño y no por “default” es otra estrategia que funciona. Diseñar nuestro entorno de manera que la opción sana sea la fácil nos quita de encima el agobio que produce tomar decisiones o recurrir a la fuerza de voluntad. Aquí tienes varias ideas:

  • Sirve la comida en la cocina o en un lugar donde tengas que pararte por ella. Servir la comida al centro de la mesa versus servir cada plato en la cocina hace que las mujeres comamos 10% más y los hombres 29% más. Tener que levantarnos sirve como obstáculo para comer en exceso, sobretodo si es una reunión social porque da pena dar varias vueltas.
  • Come en platos más pequeños -más parecidos al tamaño de tu mano que del tamaño de tu pie- Si tu plato es más grande comes más. Así de fácil.
  • “Fuera de tu vista, fuera de tu mente”. Evita poner chips y galletas en el estante que está al nivel de tu vista. En el lugar más accesible deben estar las opciones saludables.
  • En lugares de paso pon frutas o nueces, en lugar de dulces y galletas.
  • Evita comer frente a la televisión. Un estudio en Harvard encontró que las personas comemos 167 calorías más cuando lo hacemos viendo TV.

El azúcar es una toxina. Es combustible para enfermedades como la diabetes y las enfermedades cardiacas, acelera el envejecimiento y la inflamación del cuerpo facilitando el desarrollo de tumores. El azúcar y sus derivados matan a más personas en EUA que la cocaína, heroína y otras sustancias controladas y es tan adictiva como el tabaco.

¿Sabes cuánta azúcar agregas a tu dieta cuando tomas un refresco? El equivalente a 10 cucharadas soperas. Ahora saca la cuenta si tú o tus hijos toman más de uno por día… Cambia refrescos por agua.

Cada mordida o cada trago es una decisión pequeña pero importante para nuestra salud. Haz ajustes pequeños en tu rutina y diseña tu entorno para el éxito.

¿Panza llena? Sí, pero para un corazón contento, no llena de cualquier cosa.

 

6 thoughts on “¿Panza llena corazón contento?

  1. Me encanta que toques todos los temas que enmarcan el bienestar, y la alimentación es básica, tengo ya bastante tiempo consumiendo suero (agua, limón, sal, bicarbonato de sodio y miel) en lugar de agua, quisiera si está al alcance y dentro de tus fuentes de investigación que emitieras opinión sobre el agua simple, sus pros (si es que tiene) y sus contras, tengo entendido por varios versados en el tema que el agua simple está causando conflictos al cuerpo, ya que barre las sales del cuerpo.
    Gracias por compartir

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    1. Hola Erika! He escuchado lo mismo que tú, pero no tengo información sobre el tema ni conocimientos tampoco. Pero se me ocurre pedirle a alguien que conozco que pudiera saber y pedirle que nos deje un comentario por aquí. Te mando un beso

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