Si supieras que estás a unos días de morir y te preguntaran ¿Qué hubieras hecho diferente?… ¿Cuál sería tu respuesta?
Hace unos días me reencontré con un artículo de Bronnie Ware, una enfermera australiana que dedicó su carrera a acompañar y ofrecer cuidados paliativos a personas en sus últimas semanas de vida. Ella charlaba con sus pacientes y les preguntaba si había algo de lo que se sintieran arrepentidos o harían diferente si tuvieran la oportunidad de vivir otra vez.
Con el paso del tiempo, Bronnie notó la claridad de visión que obtienen las personas al final de sus días y descubrió que ciertos temas salían recurrentemente en sus conversaciones. Eventualmente escribió un libro donde relata los cinco arrepentimientos más comunes entre quienes saben que van a morir.
- “Me hubiera gustado tener el valor de vivir una vida auténtica y no la vida que otros esperaban de mi”
Cumplir las expectativas de otros y renunciar a los sueños personales es el arrepentimiento más común. Vivir para los demás, en función del qué dirán o ajustarse a moldes prefabricados pesa al final de la función. Estudiar medicina para continuar con la tradición familiar cuando en realidad querías ser pintor, abandonar tu carrera profesional porque te casaste, tuviste hijos y la expectativa es que atiendas tu casa, renunciar al amor de tu vida, dejar de viajar porque a tu esposo no le gusta, no escribir una novela porque no estudiaste literatura.
Cuando el tiempo se agote y miremos hacia atrás veremos en fila todos esos sueños que se quedaron en el tintero por decisiones que tomamos, que no tomamos o cosas que dejamos para después… “cuando me jubile”, “cuando los hijos crezcan”, “cuando adelgace”.
Pateamos la felicidad y la ponemos siempre a la vuelta de la esquina. La felicidad es hoy y los sueños, para esta vida. ¿Por qué esperar una enfermedad, un accidente o a estar de cara a la muerte para honrar eso que verdaderamente nos importa?
Vivimos de prisa y la vida se escurre por los dedos. ¿Que podrías hacer para ser 1% más autentico?, ¿Qué micro cambio podrías hacer para acercarte a tu mejor versión? Me parece a mi que deberíamos vivir con intención y tomando acción para que nuestros sueños sucedan.
- “Me hubiera gustado no haber dedicado tanto tiempo al trabajo”
Especialmente cierto en el caso de los pacientes hombres –de generaciones mayores-. Entregaron sus vidas al trabajo y en el trayecto se perdieron de momentos claves en las vidas de sus hijos y seres más queridos –primeros pasos, festivales, partidos, cumpleaños-.
Hace un par de generaciones eran pocas las mujeres que dedicaban sus vidas al trabajo fuera de casa. Esto está cambiando; cada vez más mujeres tienen una carrera profesional activa y pudieran correr el riesgo de caer presas de este arrepentimiento.
Creo que en retrospectiva sólo unos cuantos momentos en la empresa son trascendentales y requieren de nuestra absoluta presencia. A tiempo pasado esa junta, en realidad, no ameritaba faltar al festival de baile. La empresa sigue y el trabajo siempre espera al día siguiente en el escritorio o en el buzón de correo electrónico. No sucede lo mismo con los eventos especiales en la vida de quienes más queremos.
El trabajo es un ingrediente fundamental del bienestar y mantenernos activos en algo que nos gusta hace más plena nuestra vida. Pero no a costa de todo lo demás.
Al final de la vida el dinero y las riquezas materiales pierden importancia. Que no se nos olvide darle valor al tiempo para crear momentos y recuerdos especiales. Viviremos y moriremos más felices si vamos creando espacios para lo realmente significativo durante el recorrido.
- “Hubiera deseado tener el valor de expresar mis sentimientos”
Muchas personas reprimieron sus sentimientos para mantener la paz y la armonía a su alrededor. Como resultado de esto terminaron resignándose a una existencia gris o a una versión de sí mismos que nunca alcanzó su potencial.
Vamos por la vida reprimiendo lo que sentimos, maquillando emociones o coleccionando lo que queremos decir pero no decimos. Se nos quedan atrapados los “te quiero” detrás de los labios, olvidamos agradecer lo que otros hacen por nosotros, se nos escapan oportunidades por temor a pedir una promoción en el trabajo, levantar la mano para participar en un proyecto o preguntar si también podemos ir.
Recordemos dar atención, mostrar afecto y aprecio. El amor tiene que sentirse, verse y escucharse. No te quedes con las ganas de decirle a alguien que lo admiras, que te inspira o lo tanto que te gusta. Cuando notes algo bonito en alguien díselo… lo que a ti puede tomarte un segundo alguien puede recordarlo toda la vida.
- “Me hubiera gustado mantenerme en contacto con mis amigos”
En las últimas semanas de vida las personas caen en la cuenta de la importancia y los beneficios de las viejas amistades. Muchos dejaron pasar el tiempo involucrándose en sus propias vidas y fueron descuidando sus lazos sociales. Al final todos echan de menos a los amigos.
La vida pasa muy rápido. Nos dejamos atrapar por la rutina, las obligaciones y el trajín de cada día. Es sólo cuando miramos hacia atrás que notamos la velocidad con la que pasaron los meses.
El ingrediente más importante para una vida sana y feliz son nuestras conexiones sociales. Cuando llega la hora, no es el estatus ni le dinero lo que importa. Todo se reduce al amor y a las personas especiales que nos acompañaron en el trayecto. Nutrir nuestros lazos sociales es la mejor inversión que podemos hacer.
- “Hubiera deseado darme permiso de ser más feliz”
Muchas personas concluyeron sus días reconociendo que la felicidad era –en buena parte- una decisión. Pasaron mucho tiempo atascados en sus zonas de confort, atrapados en sus hábitos, rehenes de sus miedos o limitados por la opinión de los demás cuando en realidad les hubiera gustado reír, cantar, bromear y divertirse más.
Una parte de nuestra felicidad depende de lo que hacemos y pensamos todos los días. Podemos decidir cómo pasar nuestros ratos… ¿Decides bailar en una fiesta porque te gusta o te quedas sentado por temor a lo que opinen los demás sobre tu falta de ritmo?, ¿Te quedas sentada bajo la palapa con tu blusa y tus shorts porque tienes unos kilos de más o te lanzas al agua a nadar y pasarla bien? ¿Por qué no empezar a ser felices hoy?
Desde que leí este artículo la primera vez me puso a pensar por adelantado. Cuando era más joven y tenía toda la vida por delante pensaba en todo lo que haría “cuando fuera grande”. Había tiempo de sobra. Esa versión mía hace rato que alcanzó ese punto que antes parecía muy lejano y ya estoy grande. El margen de maniobra se reduce y ahora es cuando.
Conocer las cinco cosas más comunes de las que se arrepienten las personas que saben van a morir nos da la oportunidad de corregir el camino cuando aún quedan kilómetros por recorrer.
Todo se puede resumir en un sólo pensamiento: ME ARREPIENTO POR NO HABERME PERMITIDO SER YO MISMO. – Hace casi un año falleció un amigo a quien quise muchísimo; y unas semanas antes de partir me dijo que al racordar, tanto las limitaciones que se impuso a lo largo de su vida; como las metas que buscó desesperadamente para no defraudar a otros, más las veces que se calló para no discutir o incomodar, “crearon una barrera infranqueable entre mi realidad y la realidad en que vivía. y siempre, invariablemente, sacrifiqué mi realidad para vivir la otra, en qe yo era un producto, no yo mismo”; y concluyó con la oración que puse en mayúsculas.
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Me parece que la mayoría de nosotros caemos en eso mismo… En la construcción de un muro que separa lo que somos para el resto del mundo de quienes en verdad somos o queremos ser. Triste.
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Excelente y muy cierto. A veces nos complicamos mucho la existencia por cosas que no tienen trascendencia.
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O por no complicarnos dejamos lo trascendental por un lado. Te mando un abrazo Fer!
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