Jugar con nuestros hijos: La llave a su mundo emocional

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¿Hace cuánto que no juegas?

 Jugar, aunque ya seamos grandes, es una de las recomendaciones que nos hace llegar la Psicología Positiva para mejorar nuestro bienestar emocional y vivir más felices.

Hace unos meses platicaba con Bárbara de la Garza, psicóloga y mamá, sobre una certificación que tomó en Terapia de Juego.

Me pareció muy interesante este enfoque.

Hoy en el blog tenemos a Bárbara como invitada especial para que comparta con nosotros los beneficios de jugar con nuestros hijos.

 

Jugar con nuestros hijos: La llave a su mundo emocional

Bárbara de la Garza

Desconozco por qué tenemos la falsa idea de que el juego es sólo para niños. Todos, absolutamente todos tenemos la necesidad de jugar pues es crucial para nuestro desarrollo social, emocional, físico, intelectual y psicológico.

El juego nos brinda experiencias que se convierten en los cimientos neurológicos para desarrollar habilidades mentales avanzadas, tales como la creatividad, el pensamiento abstracto, el lenguaje expresivo y el comportamiento pro-social.

Es tan importante el papel del juego en nuestro desarrollo, que la Organización de las Naciones Unidas lo reconoce como un derecho de la niñez, al mismo nivel que al derecho a la educación y a la salud. Jugar es tan necesario para el sano desarrollo de un niño como ir a la escuela y al pediatra. ¡Así de importante es jugar!

Hoy en día nos hemos vuelto más conscientes de la importancia de llevar una vida sana y nos esforzamos más para tenerla. Algunos nos hemos vuelto expertos en leer etiquetas de alimentos para seleccionar lo más nutritivo e, incluso, lo combinamos con ejercicio para mejorar nuestro bienestar.

Jugar resulta un ingrediente esencial para la salud y el bienestar.

En diversos estudios se han comprobado los beneficios del juego sano. Por ejemplo, Jaak Panksepp, psicólogo y neurocientífico, menciona que las interacciones recíprocas y sincronizadas del juego ayudan a que el cerebro aprenda a tener un mejor control impulsos. La psicóloga infantil y psicoterapeuta Margot Sunderland comenta que el juego nos ayuda a que nuestros cambios de estado emocional sean menos drásticos.

El cerebro es un órgano social y las experiencias forman su arquitectura. Jugar con nuestros hijos, reír y deleitarnos con ellos brinda experiencias positivas que a nivel cerebral, construyen nuevas rutas neurológicas creando cimientos para relaciones más sanas. Jugando con ellos, además, les transmitimos un mensaje poderoso…¡Eres importante! ¡Disfruto estar contigo!.

La mayoría de los padres buscamos tener una mejor comunicación con nuestros hijos, nos gusta que nos cuenten qué les pasa. Sin embargo, es importante comprender que para los pequeños no es fácil verbalizar qué sienten o qué les pasa porque muchas veces ni ellos mismos lo saben.

El juego puede ayudarnos a comprenderlos pues es una especie de llave que nos permite el acceso a su mundo emocional. Jugando con los hijos podemos entrar en estados de resonancia, empatía y conexión que nos dejan asomarnos a lo que sucede en su interior.

Quizá se estarán preguntado y ¿Qué juegos? ¿Juegos de mesa? ¿Juegos al aire libre? ¿Juegos didácticos?… Eso mismo me preguntaba yo cuando recién descubrí los beneficios del juego y quise ponerlos en práctica.

Cada quien tiene su estilo. Hay quienes disfrutan jugar a las muñecas, divertirse con juegos de mesa, colorear o hacer manualidades con sus hijos. Hay padres más dinámicos y prefieren jugar escondidas, voto, carreritas, lanzar pases o ser porteros. Todo es bueno. No importa cuál sea el juego, el único requisito es que sea interactivo y puedan verse cara a cara.

Les cuento algunas ideas que hago con mis hijos y recomiendo en mis consultas. No es necesario hacer algo súper especial, basta con convertir actividades cotidianas en juegos. Adivinar comerciales cuando vemos la televisión o canciones que tarareamos, vernos a los ojos sin parpadear, cerrar los ojos y atinarle al color del M&M que tenemos en la boca, utilizar nuestras espaldas como pizarrones y descifrar las letras o palabras que escribimos, contar todos los carros rojos que veamos en el camino. El único objetivo es dejar que fluya la creatividad y el juego nos haga reír y disfrutar.

Te dejo una recomendación importante… Cuando juegues con tus hijos no los corrijas, los juzgues o los llenes de instrucciones. Recuerda siempre que estás jugando y solamente juega.

Jugar con nuestros hijos es la llave para entrar a su mundo emocional y además tiene un premio: el juego produce altos niveles de empatía y conexión positiva que reducen el estrés y ahuyentan las emociones difíciles. ¡Que maravilla!

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